COMBATIENDO LA DESERTIFICACIÓN
La creciente población mundial demanda cada vez más alimentos, y por encima de las crisis coyunturales de mercados que puede provocar superporoducciones circunstanciales y desajustes en los sistemas de precios relativos, la tendencia de fondo es al crecimiento de la población, la reducción de la pobreza y el alargamiento de la vida. Estas premisas llevan inexorablemente a la necesidad de más alimentos.
Actualmente la población mundial supera los ocho mil millones. Se calcula que para 2050 habrá en el mundo alrededor de 10.000 millones de personas. Para alimentar esa cantidad de seres humanos, será necesario contar con una superficie cultivable de no menos de 350 millones de hectáreas. Para el 2030 -ahí nomás- la ONU estima que necesitaremos 300 millones de hectáreas de tierra en condiciones de ser destinadas a la producción de alimentos.
Sin embargo, el proceso de desertización de las últimas décadas ha sido muy amplio. Se estima que alrededor de Dos mil millones de hectáreas (2.000.000.000 Has) que alguna vez fueron productivas han sido retiradas de su tradicional uso en la producción de alimentos debido a la degradación.
Una start-up noruega trabaja para combatir esa tendencia, con una novedosa tecnología que, por ahora, no alcanza a ser “rentable” pero que, al escalar su utilización, seguirá un proceso similar al de las energías renovables: un costo crecientemente reducido por unidad producida. Y traerá un gran alivio a esta tensión entre “población” y “alimentos” en la que nos va la vida como especie.
El producto elaborado se denomina “Liquid Nanoclay” (LNC) -traducido al español, “nanoarcilla líquida”. Y funciona de la siguiente forma.
Los suelos arenosos, característica de la desertificación, no mantienen el agua en la capa superficial, lo que los inhabilita para alimentar las plantas. El agua se desplaza hacia las capas inferiores, ya que la arena no la absorbe.
El LNC es un componente que volcado sobre el suelo arenoso en la dosis correspondiente, rodea a los granos de arena de una minicapa arcillosa de 1,5 nanómetros de espesor (un nanómetro es la milésima parte de un milímetro). Esta capa impide que la humedad se desplace y por el contrario, la mantiene adherida, junto a los nutrientes, creando las condiciones para la alimentación de las plantas.
Si hubiera que graficar el procedimiento lo podemos imaginar como una gigantesca “esponja” insertada justo debajo del nivel del suelo, manteniendo la humedad y los nutrientes. Pero lo más interesante es la ausencia de otro elemento que no sea arcilla y agua, lo que evita cualquier contaminación con químicos extraños al propio suelo.
RICARDO LAFFERRIERE
Fuente: Vanessa Bates Ramírez, "A Norwegian Startup is Turning Dry Deserts Into Fertile Cropland", en Singularity Hub: “https://singularityhub.com/2020/08/19/a-norwegian-startup-is-turning-dry-deserts-into-fertile-cropland/?utm_medium=email&utm_content=a-norwegian-startup-is-turning-dry-deserts-into-fertile-cropland&utm_source=newsletter&utm_campaign=fy18-hub-daily-rss-newsletter&mkt_tok=eyJpIjoiTW1Nd05HUTNZVGRoTVRKaSIsInQiOiIweGVISXN5Vk5IZlFmTVorK3lMOGhPbU9hbUVqeGFTdVBqY2ZCSGlNVkxheHNDazBwQzVVWXdFT2x1ak4xTitPdVRzQmlzbUlvSXFhZTZsMnlzVHN4TFcwVU5lQTFwWjVNRFFtUmZPcnkzNnNicWQycm9hRENkY2RoUDFLSDNLZyJ9 “
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